En el año 2005, investigadores de la Universidad de Costa Rica tuvieron la inquietud de conocer el estado de las poblaciones de jaguares del país. Así surgió la necesidad de obtener más información genética, ya que la mayoría de la información existente era de carácter morfológico y ecológico. De este modo, comenzamos a beneficiarnos de las giras realizadas por distintos grupos de investigadores de campo para recolectar muestras de heces de individuos silvestres. Entre estos colaboradores se encontró el Programa Jaguar de la Universidad Nacional, que estudiaban jaguares en el Parque Nacional Corcovado y Guanacaste, principalmente. Al mismo tiempo, comenzamos a trabajar con otros investigadores en otras partes del país. De igual forma, nos propusimos estudiar a todos los individuos que se encontraran en cautiverio en el país.
Todas las especies de carnívoros son muy vulnerables a la pérdida de hábitat, en particular las de mayor tamaño debido a conflictos con humanos, su baja densidad poblacional y la necesidad de ocupar un gran espacio físico para llenar sus necesidades básicas de alimento, cobertura y reproducción. La deforestación es el principal problema para la conservación de los mamíferos en Costa Rica, ya que ocasiona la pérdida de hábitat para estas especies.
Se conoce que el aumento de la fragmentación del hábitat del jaguar representa uno de los retos más grandes para los esfuerzos de conservación futura y para el mantenimiento de sus poblaciones con una estructura genética saludable. Debido a su alta vulnerabilidad, se precisa de planes de manejo activos, principalmente en países donde están más amenazados.
El aislamiento poblacional se ha relacionado con la pérdida de la variabilidad genética y el aumento de endogamia en varias especies altamente móviles como el puma, el leopardo y por supuesto el jaguar. El impacto genético de la fragmentación poblacional y pérdida de conectividad puede variar desde insignificante hasta severo.
Al determinar los niveles de variabilidad genética de las poblaciones de felinos y su estructuración poblacional, se podrán determinar los efectos que han ocasionado la fragmentación del hábitat y la reducción poblacional debido a las amenazas actuales. Este es un paso preliminar para determinar las mejores medidas de protección dentro de las unidades de conservación, ya que este es un estudio pionero tanto en Costa Rica como en Centroamérica. Para garantizar la supervivencia a largo plazo de felinos en Costa Rica, se precisan de estrategias de conservación que promuevan mantener altos niveles de flujo de genes entre las distintas áreas geográficas. Por lo tanto, al llevar a acabo estudios de genética poblacional se podrán determinar barreras biológicas de su flujo genético y determinar el grado de conectividad y aislamiento de las distintas poblaciones en el país.
Nuestro trabajo inicia en el campo, en conjunto con investigadores y organizaciones que estudian el jaguar en su hábitat, siendo uno de ellos el Instituto Internacional en Manejo y Conservación de Vida Silvestre (ICOMVIS) de la Universidad Nacional - UNA. Estos colaboradores recolectan muestras de carnívoros silvestres en distintas áreas de trabajo. Se llega a recolectar cualquier material donde podamos extraer ADN como heces, tejidos, pelos, huesos y sangre.
Las muestras son obtenidas de animales en cautiverio, centros de rescate y exhibiciones como museos.
Estas muestras llegan al laboratorio de Genética de la Conservación en la Escuela de Biología donde procedemos a extraer el ADN. El ADN se envía al Centro de Genética de la Conservación y el Programa Global de Genética de Felinos, del Instituto Sackler de Genómica Comparativa en el Museo de Historia Natural, Nueva York, EE.UU para los demás análisis.
Los resultados nos dan información para verificar de cuál especie de felinos provino la muestra. Al mismo tiempo, obtenemos una cédula de identidad con la información genética para identificar cada individuo de jaguar. Al analizar las muestras obtenemos información del movimiento directo de cada individuo. Luego podemos estudiar las poblaciones como un conjunto por su lugar de procedencia, así detectamos cómo se está comportando la población, en base a su flujo génico, conectividad y aislamiento. Adicionalmente, podemos caracterizar las poblaciones de jaguares usando indicadores de variabilidad genética.
De las 672 muestras analizadas, hemos identificado 65 muestras de jaguares. Así que hemos alcanzado la meta mínima de tener al menos 50 muestras, para tener un representatividad suficiente que permita respaldar las conclusiones del trabajo. También hemos identificados otras especies de carnívoros en las muestras recolectadas.
De acuerdo con los análisis de muestras obtenidos observamos que la variabilidad genética de jaguares en Costa Rica es moderada con respecto a otras poblaciones de la distribución del jaguar. Se deben incluir aproximadamente 400 muestras más para tener más detalle de la diferenciación entre las poblaciones de jaguar dentro de Costa Rica.
Una fuerte diferenciación genética podría representar una desventaja para la población, por cuanto esta tendría pocas posibilidades de sobrevivir a largo plazo, ya sea por aislamiento poblacional o el ataque de alguna enfermedad y fenómenos climáticos que pudiesen afectar niveles de inmunología de la especie.
La Fundación Jaguar desea expresar su profundo agradecimiento a los contribuyentes que, al igual que nosotros, han creído en la importancia de apoyar el esfuerzo de las Universidades estatales en la conservación y preservación del jaguar.